¿Cuál es tu experiencia, la más dolorosa de todas?
Si beber te resulta amargo, conviertete en vino.
DAMA ANTE EL ESPEJO
Como en un narcótico la droga,
lenta, disuelve ella en el espejo
su figura cansina, clara y fluida
y derrama toda su sonrisa
Y aguarda a que el líquido aparezca;
sumerge entonces su cabellera
en el espejo, y los maravillosos
hombros brotan del vestido
bebiendo muda la imagen suya
Bebe cual amante en la embriaguez,
desconfiada, saboreando, y llama
a la doncella sólo cuando
del espejo en el fondo encuentra los muebles
y las vaciliantes luces de una hora tardía.
RECUERDO
Tú aguardas y aguardas este único instante
multiplicando infinitamente tu vida;
esta hora inmensa y profética
en que despiertan las piedras
de las profundidades en que están hundidas.
El dorado y el marrón de los libros se destacan
poco a poco en la penumbra de los anaqueles
tú evocas los paises recorridos
los cuadros y los trajes
y las mujeres que hace tiempo se han perdido.
Y de pronto lo recuerdas: sí, fue aquella
Te yergues, y ante ti se levantan
prodecedentes de lejanos días
el miedo, la imagen y la plegaria.
NO ESTOY SOLO....
No estoy solo jamás
Muchos de los que vivieron antes que yo
y de mi huyeron
tejieron
tejieron
lo que soy.
Y si me siento a tu lado
y dulcemente te digo: he sufrido
¿me oyes?
Quén sabe quién
lo murmurará conmigo
Epitafio
Rosa, !oh pura contradicción, voluptuosidad de no ser el sueño de nadie bajo tantos párpados!
Si beber te resulta amargo, conviertete en vino.
DAMA ANTE EL ESPEJO
Como en un narcótico la droga,
lenta, disuelve ella en el espejo
su figura cansina, clara y fluida
y derrama toda su sonrisa
Y aguarda a que el líquido aparezca;
sumerge entonces su cabellera
en el espejo, y los maravillosos
hombros brotan del vestido
bebiendo muda la imagen suya
Bebe cual amante en la embriaguez,
desconfiada, saboreando, y llama
a la doncella sólo cuando
del espejo en el fondo encuentra los muebles
y las vaciliantes luces de una hora tardía.
RECUERDO
Tú aguardas y aguardas este único instante
multiplicando infinitamente tu vida;
esta hora inmensa y profética
en que despiertan las piedras
de las profundidades en que están hundidas.
El dorado y el marrón de los libros se destacan
poco a poco en la penumbra de los anaqueles
tú evocas los paises recorridos
los cuadros y los trajes
y las mujeres que hace tiempo se han perdido.
Y de pronto lo recuerdas: sí, fue aquella
Te yergues, y ante ti se levantan
prodecedentes de lejanos días
el miedo, la imagen y la plegaria.
NO ESTOY SOLO....
No estoy solo jamás
Muchos de los que vivieron antes que yo
y de mi huyeron
tejieron
tejieron
lo que soy.
Y si me siento a tu lado
y dulcemente te digo: he sufrido
¿me oyes?
Quén sabe quién
lo murmurará conmigo
Epitafio
Rosa, !oh pura contradicción, voluptuosidad de no ser el sueño de nadie bajo tantos párpados!
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