Irrumpe, Lola, irrumpe
Con su primer libro de relatos, Lola Arias confirma su estilo para contar historias y en especial, el estado de las cosas aquí, ahora y tal vez mañana.
En la literatura no se entra, se irrumpe, decía Isidoro Blaisten; y aplicando esto al arte en general parece adecuarse muy bien a Lola Arias: directora de teatro, escritora, música y compositora, su primer libro de relatos Los posnucleares revela ya una interesante narradora que logra, mediante una prosa depurada y con matices de reflejos poéticos, poner en primer plano lo más frágil de una realidad siempre sensible al mínimo desplazamiento; relatos como “El hombre que duerme”, donde el insomnio de una mujer surge a mitad de una noche agujereada de pensamientos y se instala en la contemplación del hombre dormido a su lado, o “Fantasmas”, un recorrido aparentemente ingenuo por un edificio donde convive toda clase de vecinos con características singulares, mujeres definiéndose y evolucionando a través de la práctica del amor, adultos que no pueden ingresar al universo de los niños y se imponen con desatino, mujeres que nadan en piscinas enormes y proyectan como si la vida fuera eso que sucede mientras estás ocupado haciendo otras cosas, parejas que se encuentran en un departamento a mitad de una tarde para realizar tratamientos intensos como quien desbarata todas las teorías psicoanalíticas, son algunos de los temas que componen Los posnucleares, pensado con dieciséis relatos y un guión literario que refuerza el título del libro por su aguda mirada generacional y su sensación a despojo consentido. “Es el año 2030 en Buenos Aires. La ciudad está gobernada por hombres y mujeres de más de setenta años pero con aspecto de treinta que forman una mafia que controla la prensa, el ejército, la Iglesia. Las universidades están cerradas por falta de recursos, los jóvenes no tienen trabajo y son obligados a tomar somníferos para cobrar los seguros de desempleo con los que sobreviven. Las nubes estallan en una lluvia de varios días y una inundación cubre de agua negra la ciudad”, dice Markus, uno de los personajes de este guión literario que viene a hilvanar los relatos, un hilo conductor o acaso un modo de recordar que, antes de la era de Los posnucleares, había todo tipo de historias bajo el sol. Lola Arias nació en Buenos Aires en 1973 y publicó Las impúdicas en el paraíso (poesía), La escuálida familia (teatro) y la trilogía Striptease/Sueño con revólver / El amor es un francotirador.
Con su primer libro de relatos, Lola Arias confirma su estilo para contar historias y en especial, el estado de las cosas aquí, ahora y tal vez mañana.
En la literatura no se entra, se irrumpe, decía Isidoro Blaisten; y aplicando esto al arte en general parece adecuarse muy bien a Lola Arias: directora de teatro, escritora, música y compositora, su primer libro de relatos Los posnucleares revela ya una interesante narradora que logra, mediante una prosa depurada y con matices de reflejos poéticos, poner en primer plano lo más frágil de una realidad siempre sensible al mínimo desplazamiento; relatos como “El hombre que duerme”, donde el insomnio de una mujer surge a mitad de una noche agujereada de pensamientos y se instala en la contemplación del hombre dormido a su lado, o “Fantasmas”, un recorrido aparentemente ingenuo por un edificio donde convive toda clase de vecinos con características singulares, mujeres definiéndose y evolucionando a través de la práctica del amor, adultos que no pueden ingresar al universo de los niños y se imponen con desatino, mujeres que nadan en piscinas enormes y proyectan como si la vida fuera eso que sucede mientras estás ocupado haciendo otras cosas, parejas que se encuentran en un departamento a mitad de una tarde para realizar tratamientos intensos como quien desbarata todas las teorías psicoanalíticas, son algunos de los temas que componen Los posnucleares, pensado con dieciséis relatos y un guión literario que refuerza el título del libro por su aguda mirada generacional y su sensación a despojo consentido. “Es el año 2030 en Buenos Aires. La ciudad está gobernada por hombres y mujeres de más de setenta años pero con aspecto de treinta que forman una mafia que controla la prensa, el ejército, la Iglesia. Las universidades están cerradas por falta de recursos, los jóvenes no tienen trabajo y son obligados a tomar somníferos para cobrar los seguros de desempleo con los que sobreviven. Las nubes estallan en una lluvia de varios días y una inundación cubre de agua negra la ciudad”, dice Markus, uno de los personajes de este guión literario que viene a hilvanar los relatos, un hilo conductor o acaso un modo de recordar que, antes de la era de Los posnucleares, había todo tipo de historias bajo el sol. Lola Arias nació en Buenos Aires en 1973 y publicó Las impúdicas en el paraíso (poesía), La escuálida familia (teatro) y la trilogía Striptease/Sueño con revólver / El amor es un francotirador.
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